miércoles, 23 de noviembre de 2011

Papeletas de Navidad

 








De estudiante, a menudo  me ví en la tesitura de vender papeletas de navidad  para algún viaje de estudios o por alguna causa filantrópica que se inventaban los curas. Era tan tímido y sentía tanta vergüenza, que lo pasaba fatal cuando llegaba la hora de ofrecer las dichosas papeletas. Así que hora, cuando me las ofrecen las compro más por solidaridad con quien las vende que por su noble causa o por el premio que pueda ganar.

Hace poco vino Carlos, un cliente al que no sé por qué tenía gran aprecio y ahora creo haberlo descubierto. Este me sorprendió al comentarme que cuando se jubiló fundó con dos amigos una ONG para conseguir y repartir alimentos gratuitamente entre las familias más necesitadas de Cartagena.  Nunca  hubiera pensado nada semejante de él. Los dichosos prejuicios, cuanto nos limitan.

Me explicó que con la crisis actual, estas familias aumentan, los proveedores de alimentos menguan y la única subvención que tenían de la Comunidad Autónoma, ha desaparecido. Con este panorama, buscaba desesperadamente a alguien que le imprimiera unas papeletas de navidad y de paso que le vendiera algún talonario. Así que aquí me veo en la tesitura de poner en el compromiso a los amigos ofreciéndole papeletas o hacer lo mismo que años atrás, quedándomelas. 

Pero más allá del problema pecuniario que es nimio comparado con la magnitud del problema de tantas familias desahuciadas, lo que busco es una explicación a la pregunta de ¿Qué llevó a una persona acomodada como Carlos, a complicarse la vida con una ONG? Si él ya tiene su vida resuelta, ¿Qué motivaciones le llevan a buscar alimentos para personas que no tienen?  

Entonces recordé la teoría de la “pirámide de necesidades” descrita por el psicólogo humanista Abraham Maslow, que viene a decirnos que la satisfacción de una necesidad crea otra. Que cuando hemos cubierto las necesidades básicas sean fisiológicas o de supervivencia, nivel 1, aspiramos a satisfacer otras a un nivel superior, como son las de seguridad, sea en forma de casa y o de trabajo estable. 




Y cuando este tipo de necesidades las tenemos cubiertas, entonces nos hayamos en el tercer nivel buscando satisfacer las emocionales. Muchos las satisfacemos cuando practicamos senderismo en el club o con los amigos, cuando compartimos tiempo y espacio con otras personas cuyas creencias, valores, prioridades y aspiraciones son similares a las nuestras. 

Así, al tiempo que disfrutamos de la naturaleza,cultivamos vínculos de amistad, perteneciendo a un colectivo en el que nos sentimos identificados, queridos o aceptados.


Algunos solemos estancarnos en esta fase -emocional- de nuestro proceso evolutivo, sin conseguir superarla para acceder  al siguiente nivel, que consiste en llegar a la autoestima por el autoconocimiento. 

La necesidad de re-conocerte, surge en el momento que dejas de asociar lo que eres de lo que tienes, y lo que tienes con lo que vales. Un momento en el que nuestra autoestima deja de basarse en aspectos superficiales como el estatus, el poder, la riqueza material, el éxito o la belleza. 


Cuando surge la necesidad de conocernos tal y como somos, generosos y valerosos a la vez que mezquinos y cabrones, sin engañarnos con falsas identidades, sin máscaras condicionadas por el entorno social. Entonces sucede, que nuestro autoconocimiento consolida nuestra autoestima, sin que esta dependa de factores externos, y aunque tengamos en cuenta la opinión de los demás, nos enfrentámos  a la vida sin depender de dichas opiniones, sin miedos al qué dirán, sin inseguridades, confiados en ella. 

Y en ese proceso de búsqueda personal, sin saber cómo, de pronto surge la necesidad de encaminar nuestra existencia hacia el bien común. Ya estás en el 5º nivel y no piensas en  términos de empleo o de carrera profesional. Lo que buscas es alinearte con una misión que vaya más allá de ti mismo. Al liberarte emocionalmente, ya no te mueves desde la carencia, sino desde la abundancia. Y esta nos inspira a entrar en la vida de los demás con vocación de servicio. Nuestra motivación es la de ser útiles. Así comprendemos que nosotros no somos lo importante, sino lo que ocurre a través nuestro. Es entonces cuando amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. Cuando hacemos posible que nuestro paso por la vida deje tras de sí una huella útil, amorosa y sostenible. 

Carlos, al jubilarse alcanzó este nivel, pero el proceso evolutivo no tiene nada que ver con la edad física, sino con la madurez psicológica. Muchos nos estancamos en alguna fase del aprendizaje, y a veces retrocedemos de nivel como en el juego de la oca, sin llegar a convertirnos en lo que podríamos ser.
Sólo en la medida que aprendamos de nuestros errores, avanzaremos por el camino que nos permita convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

Carlos y sus putas papeletas me acaban de dar una lección: En la lotería de la vida, si llegas al nivel 5 tienes todas las posibilidades de que te toque el gordo.
Y si no alcanzas este nivel, te queda el consuelo de poder comprar una papeleta, que además de apoyar una noble causa; en caso que resultara premiada, te garantiza superar o afianzar el nivel 2: La casa, el coche...

No te ofreceré papeletas de navidad, pero si me pides alguna ya sabes que estas, ayudan y te ayudas.

2 comentarios:

  1. ¡Me encanta!.
    Interesante,simpático,ameno.
    Se lee de un tirón e incluso te lleva a la risa..
    lo cual es ya de más que Notable.
    Juani

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  2. Me gusta, y Yo te daria un Sobresaliente, porque en esta "filosofada" has estado sembrado.

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