viernes, 30 de diciembre de 2011

Feliz año nuevo

1982-2012.Treinta años compartiendo la misma pasión con los amigos.
Nos queda toda una vida por delante
y mucho que ver contigo.

Que el 2012 va a ser maravilloso, es seguro. 
Nos lo dice el corazón.
Feliz año nuevo.

Cristóbal y Juani

lunes, 5 de diciembre de 2011

Coitus interruptus en bici

Sinopsis:
Oriol tiene una amiga que se llama Marta.
Marta está enamorada de Oriol.
Oriol tiene un gato que se llama Hobbes


Pincha el enlace para visualizar el corto.


Una bloguera llamada Amapola, dice que “no sabes lo que piensas hasta que lo escribes” y ahora que caigo en la cuenta, por eso me pongo a escribir cuando tengo un problema. Para saber lo que pienso del mismo.

En este caso, analizo las dos salidas en bici que organicé para senderistas, las cuales me dejaron con la sensación de un coitus interruptus.  Por lo que aconsejo ver el video antes de leer el post, donde se establece la analogía entre un mal polvo y una excursión en bici con un grupo demasiado heterogéneo.

La historia
Como el pasado verano el médico aconsejó hacer bici, me inventé organizar unas rutas cicloturistas en plan dominguero, sin más pretensiones que hacer visitas deportivo-culturales bien fuese recorriendo las iglesias de Cartagena, sus palacetes de campo o sus vías pecuarias.
Hasta aquí, la teoría.

La realidad ha sido otra.  Entre otros motivos porque cuando surgió la idea  mi estado de forma nada tenía que ver con el actual. Así que en la primera salida pretendidamente “fácil”, conforme iba redactando la ficha fui rehaciendo su trazado, de modo que lo único que tuvo de fácil fue la palabra escrita, Fácil. Los compañeros que vinieron, tampoco ayudaron a suavizarla, ya que les iba la marcha por un tubo y de forma imperceptible me impulsaban a pedalear más fuerte, empujándome más y más…allá.

Lo malo o lo bueno del asunto,  según se mire, es que me gustó eso de pisar el pedal. Y entonces me di cuenta que montar en bici, nada tiene que ver con hacer senderismo, donde  paras una y mil veces para reagrupar. Donde puedes marcar un ritmo más bajo o alto según el nivel físico del último de la fila.

En la bici, eso de parar cada dos por tres a reagrupar resulta humanamente imposible. Puedo parar a reagrupar al final de una subida, y  jode un huevo, pero lo que no puedo es estar parando cada cinco minutos, porque no hay forma de coger ritmo. Las paradas se convierten en un suplicio, te enfrías y luego cuesta un cojón de mico reiniciar la marcha.

Lo mismo que el más lento, no puede ni debe subir de revoluciones porque se asfixia; el que tiene potencia no debe bajar su ritmo y ascender a “cámara lenta” ya que se ahoga por esperar al compañero. Por ello, cuando cada uno va a su ritmo se crea la dispersión tan fácilmente en un grupo de ciclistas. 

Y en las bajadas ocurre lo mismo pero, más a más. Mientras el inexperto baja despacito por temor a la caída, el otro toma brío trazando las curvas a la máxima velocidad posible, discurriendo por las sendas de las croquetas como si fueran raíles de una montaña rusa. Disfrutando al máximo, descargando la adrenalina que tanto gusta y tan bien sienta expulsar al torrente sanguíneo.

Y cuando llegas abajo… ¡Diooos! ¡Volver a esperar! Y se te corta el rollo. No puedes seguir porque debes esperar a reagrupar una vez más. Y estás justo en lo mejor. Justito, justito cuando estás disfrutando a tope, cuando estas casi llegando... ¡hay que pararse! 

A quien le haya pasado, sabe muy bien de lo que hablo. Oriol, el chico del cortometraje, lo refleja a la perfección. Por ello lo de “Coitus interruptus en bici”. Porque conforme el clímax va in crescendo, disfrutas más y más, hasta que de golpe te hacen parar porque se ha perdido alguien, en la peli es el gato, en la vida real un compañero. Y adiós polvo… bicicletero.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Papeletas de Navidad

 








De estudiante, a menudo  me ví en la tesitura de vender papeletas de navidad  para algún viaje de estudios o por alguna causa filantrópica que se inventaban los curas. Era tan tímido y sentía tanta vergüenza, que lo pasaba fatal cuando llegaba la hora de ofrecer las dichosas papeletas. Así que hora, cuando me las ofrecen las compro más por solidaridad con quien las vende que por su noble causa o por el premio que pueda ganar.

Hace poco vino Carlos, un cliente al que no sé por qué tenía gran aprecio y ahora creo haberlo descubierto. Este me sorprendió al comentarme que cuando se jubiló fundó con dos amigos una ONG para conseguir y repartir alimentos gratuitamente entre las familias más necesitadas de Cartagena.  Nunca  hubiera pensado nada semejante de él. Los dichosos prejuicios, cuanto nos limitan.

Me explicó que con la crisis actual, estas familias aumentan, los proveedores de alimentos menguan y la única subvención que tenían de la Comunidad Autónoma, ha desaparecido. Con este panorama, buscaba desesperadamente a alguien que le imprimiera unas papeletas de navidad y de paso que le vendiera algún talonario. Así que aquí me veo en la tesitura de poner en el compromiso a los amigos ofreciéndole papeletas o hacer lo mismo que años atrás, quedándomelas. 

Pero más allá del problema pecuniario que es nimio comparado con la magnitud del problema de tantas familias desahuciadas, lo que busco es una explicación a la pregunta de ¿Qué llevó a una persona acomodada como Carlos, a complicarse la vida con una ONG? Si él ya tiene su vida resuelta, ¿Qué motivaciones le llevan a buscar alimentos para personas que no tienen?  

Entonces recordé la teoría de la “pirámide de necesidades” descrita por el psicólogo humanista Abraham Maslow, que viene a decirnos que la satisfacción de una necesidad crea otra. Que cuando hemos cubierto las necesidades básicas sean fisiológicas o de supervivencia, nivel 1, aspiramos a satisfacer otras a un nivel superior, como son las de seguridad, sea en forma de casa y o de trabajo estable. 




Y cuando este tipo de necesidades las tenemos cubiertas, entonces nos hayamos en el tercer nivel buscando satisfacer las emocionales. Muchos las satisfacemos cuando practicamos senderismo en el club o con los amigos, cuando compartimos tiempo y espacio con otras personas cuyas creencias, valores, prioridades y aspiraciones son similares a las nuestras. 

Así, al tiempo que disfrutamos de la naturaleza,cultivamos vínculos de amistad, perteneciendo a un colectivo en el que nos sentimos identificados, queridos o aceptados.


Algunos solemos estancarnos en esta fase -emocional- de nuestro proceso evolutivo, sin conseguir superarla para acceder  al siguiente nivel, que consiste en llegar a la autoestima por el autoconocimiento. 

La necesidad de re-conocerte, surge en el momento que dejas de asociar lo que eres de lo que tienes, y lo que tienes con lo que vales. Un momento en el que nuestra autoestima deja de basarse en aspectos superficiales como el estatus, el poder, la riqueza material, el éxito o la belleza. 


Cuando surge la necesidad de conocernos tal y como somos, generosos y valerosos a la vez que mezquinos y cabrones, sin engañarnos con falsas identidades, sin máscaras condicionadas por el entorno social. Entonces sucede, que nuestro autoconocimiento consolida nuestra autoestima, sin que esta dependa de factores externos, y aunque tengamos en cuenta la opinión de los demás, nos enfrentámos  a la vida sin depender de dichas opiniones, sin miedos al qué dirán, sin inseguridades, confiados en ella. 

Y en ese proceso de búsqueda personal, sin saber cómo, de pronto surge la necesidad de encaminar nuestra existencia hacia el bien común. Ya estás en el 5º nivel y no piensas en  términos de empleo o de carrera profesional. Lo que buscas es alinearte con una misión que vaya más allá de ti mismo. Al liberarte emocionalmente, ya no te mueves desde la carencia, sino desde la abundancia. Y esta nos inspira a entrar en la vida de los demás con vocación de servicio. Nuestra motivación es la de ser útiles. Así comprendemos que nosotros no somos lo importante, sino lo que ocurre a través nuestro. Es entonces cuando amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. Cuando hacemos posible que nuestro paso por la vida deje tras de sí una huella útil, amorosa y sostenible. 

Carlos, al jubilarse alcanzó este nivel, pero el proceso evolutivo no tiene nada que ver con la edad física, sino con la madurez psicológica. Muchos nos estancamos en alguna fase del aprendizaje, y a veces retrocedemos de nivel como en el juego de la oca, sin llegar a convertirnos en lo que podríamos ser.
Sólo en la medida que aprendamos de nuestros errores, avanzaremos por el camino que nos permita convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

Carlos y sus putas papeletas me acaban de dar una lección: En la lotería de la vida, si llegas al nivel 5 tienes todas las posibilidades de que te toque el gordo.
Y si no alcanzas este nivel, te queda el consuelo de poder comprar una papeleta, que además de apoyar una noble causa; en caso que resultara premiada, te garantiza superar o afianzar el nivel 2: La casa, el coche...

No te ofreceré papeletas de navidad, pero si me pides alguna ya sabes que estas, ayudan y te ayudas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Motivos para ir al Cabo de Gata


La foto representa un trocito del Cabo de Gata. Puedes verla desplegada pinchando en ella. Si te atrae, no sigas leyendo y empieza a planificar el viaje. 
Si no te convence, voy a darte motivos para que viajes al Cabo de Gata.

Vente porque en estos días vas a olvidarte de tu rutina, de tu pasado, de tu nombre y hasta de ti. No tendrás que atender a nadie que no quieras, sólo a ti mismo, limitándote a seguir el camino, incrustándote en el paisaje, formando parte de la naturaleza, dejando que el viento te golpee, observando  con absoluta novedad todo cuanto mires, sea el cartel de “Se alquila”, la estrella de un hostal, los “buenoss diass” de un guiri o los ruidos del mar rompiente en los escullos del Cabo.
 
Al comienzo del viaje, cuando arranques el coche, relájate, disfruta de la compañía o simplemente viaja. Viaja como follan los ciegos: sintiendo. Hay mil y una cosas. Fíjate en las ruedas de un camión cómo se mueven, giran y avanzan como tú. Y hacen ruido. No importa el ruido. Este va a ser un viaje de y para los sentidos. Así que prepárate para sentir y déjate llevar.

En este viaje vas a descubrir cómo encaja todo cuando te sientes bien. Y todo encajará porque no hay nada que encajar. Ni el viento necesita engranajes  para ser viento, ni el agua ruedas dentadas para serlo. La vida absorta es comprimir el instante, suprimir intermediarios entre tus ojos y lo demás.

Este largo fin de semana vas a ser un robinsón en un oasis, pero con amigos.
El lunes, cuando vuelvas de nuevo a tu mundo, contigo también vendrá tu nombre, tu pasado y tus planes. Pero nada será lo mismo.

La luz del Cabo es impresionante.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Las montañas y las mujeres




Aún a riesgo de parecer políticamente incorrecto, creo que las montañas semejan mucho a la mujer. Cuando les echas el ojo, no sé qué tienen ambas, que te atraen como un imán; y enseguida ronda el deseo de conquistarlas. Empiezas estudiando su grado de accesibilidad, las dificultades que puedes encontrarte para conquistarlas, emocionándote con lo bonito que tiene que ser el conseguirlo; y una vez decides atacarlas te das cuenta que son ellas las que tienen la última palabra, que tú puedes haberte preparado concienzudamente para la cita, poniéndote guapo y en forma, pero si ellas dicen no, es mejor dar la vuelta antes de terminar herido.

El rechazo puede ser, bien porque no nos lo hemos trabajado lo suficiente como para conseguirlas, y hay que continuar entrenando y preparándose para la próxima oportunidad. O bien porque ellas se hallan muy, pero que muy lejos de nuestro alcance. Y entonces, lo más sensato y razonable es abandonar aceptando la realidad y plantearnos la conquista de aquellas que se aproximen más a nuestras condiciones objetivas.


 La conquista es igual que la progresión en la escalada, como un baile de movimientos suaves y armónicos, donde todo tu cuerpo se impulsa aprovechando las inercias que generan tu cabeza y extremidades. Donde tienes que explotar tus fortalezas y habilidades, procurando minimizar las debilidades. Por ello si tu nivel es de un IV grado  y deseas sobrepasar un  VI, como no entrenes y te superes, ellas no te dejarán pasar por más que lo desees.


Los hombres, aunque no lo hagamos conscientemente, siempre tendemos a prepararnos y entrenar para ser mejores, de ahí nuestra innata competitividad e intento de superación planteándonos nuevos retos y metas. Pero por muy buenos que seamos, son ellas quienes deciden si puedes o no conquistarlas. Por ello cuando no lo tenemos claro, es mejor una retirada digna con pequeños rasguños en la autoestima, que una derrota en toda regla con graves secuelas morales o físicas.


En el proceso de conquista, hay factores externos que tú puedes prever pero no controlar: el clima, el terreno, la extracción social, la belleza, la cultura, etc. Pero lo que va a determinar la consecución de la conquista, es tu solvencia sobre el terreno, la inteligencia emocional, la perseverancia, la fuerza de voluntad, el carácter forjado ante la adversidad. Son valores intangibles que en los momentos críticos, cuando surgen los problemas se muestran en toda su extensión de forma tan evidente, que sin ellos haces aguas, te acobardas, te apocas sin encontrar soluciones y finalizas rindiéndote ante hechos que te superan y sobrepasan.  Es como si estuvieras jugando en una liga que no es la tuya, no ves la pelota y te dan tal repaso  que enseguida comprendes que debes jugar en otra liga con un nivel adecuado a tu fuerza y tu técnica, donde puedas competir dignamente, y en definitiva ser feliz.


Por ello, tras mi lesión de rodilla, no pudiendo aspirar a las grandes travesías por las Sierras de la Bética, me conformé con travesías más sencillas, de un día, con mochila de ataque y ritmo pausado. Entonces aprendí a caminar disfrutando de la naturaleza, descubriendo la belleza desde el interior. Comencé a jugar en otra liga, echo en falta algunas cosas de la anterior, pero me compensan las cosas buenas de esta. Recuerdo que de joven, sólo me fijaba en la belleza de la mujer o la hermosura de una montaña por su apariencia externa. Ahora descubro en la montaña y en la mujer infinidad de cosas mucho más interesantes  que una bonita cara o un sinuoso intrincado perfil.


Y una vez has conquistado a la mujer de tu vida o la cima de una montaña, no has hecho más que empezar la aventura, porque este es el inicio de un largo recorrido, quizás más monótono por ser el descenso o el inicio de la rutina de la convivencia; pero esta es la etapa más importante, donde más atento has de estar, ya que hay momentos de cansancio y hastío que  pueden provocar accidentes que den al traste con toda la felicidad alcanzada hasta este instante.

Las mujeres y la montaña son dos pasiones por las que creo que la vida merece la pena. Muchas han dejado su huella marcando mi carácter. Con cada una de ellas guardo una relación diferente, pero gracias a todas la vida me resulta super atractiva.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Todo empieza cerca del final


Donde todo empieza

Puede que no valga la pena escribir,
tan lejos de la poesía
todas las palabras que te quiero decir
se me rompen enseguida

No me quedan flores, me arrancaron la raíz
Se pisaron las semillas
Me di cuenta tarde que te perdí
por pensar que te tenía...

Creo que los bares, se deben abrir
para cerrar las heridas
y todas las noches, me acuerdo de ti
y te olvido cada día
Y vuelvo a ser un loco
para sobrevivir, a la locura de la vida
Muchas veces la cabeza, y a menudo la nariz
Y una voz que me decía
Déjate llevar
Si el alma te lleva
Duele el corazón
Cuando te lo dejas
Cerca del final
Donde todo empieza

No me sale bien la cuenta de la vida
O me sobran noches o me faltan días
Todos los minutos que no he estao contigo
Ahora son demonios que viven conmigo
Puedes encontrarme cerca del final
Por que todo empieza cerca del final

Fito y fitipaldis

jueves, 3 de noviembre de 2011

La Guerra Civil en Cartagena




Los sucesos que ocurrieron en Cartagena  entre los años 1936 y 1939 marcaron el devenir de la Guerra Civil en España.
Cartagena en julio de 1936 frenó la sublevación. Y Cartagena en marzo de 1939 dio la puntilla a la contienda.
Cartagena, una vez más fue pieza clave en la contienda, y una vez más fue masacrada y destruida como ocurriera en la guerra Cantonal.

La vida de los cartageneros  estuvo marcada por cuatro grandes preocupaciones durante la guerra civil:
1.     Los movimientos de la Flota.
2.     La escasez de alimentos.
3.     Las detenciones, “sacas” y “paseos”.
4.     Los bombardeos.

1.     Cartagena vivió pendiente de los envíos de tropas a los frentes y de los avatares de la Flota, en parte porque muchos de sus habitantes trabajaban para la Marina, para la producción de guerra y dotaciones de los barcos.

2.     La escasez de suministros influyó tanto en las gentes, que desde el principio estas se centraron en procurarse víveres con qué subsistir, siendo habitual salir de casa con una bolsa de tela doblada, para volver con ella llena de lo que fuese, siendo habitual las largas colas, excursiones a los campos y a los depósitos de los acaparadores, que eran buscados y perseguidos.

3.     El clima social se hizo receloso y lleno de temores ante la generalización de las delaciones, los registros, los procesos en “tribunales populares”, las represalias, las venganzas y los “paseos”. Algunos de estos hechos constituyeron una gran conmoción en la población. Estos fueron los más significativos: El asalto a los templos, el linchamiento de “El Chipé”, los linchamientos de los sublevados en los barcos y los encerrados en “la grillera” del arsenal, así como las “sacas” de la cárcel de San Antón y la masacre del 7 de marzo de 1939.

4.     Ciento diecisiete bombardeos son demasiado castigo para una ciudad con una superficie tan pequeña como era Cartagena, terminando convertida en un inmenso campo de ruinas. Los aterrorizados habitantes que quedaban vivos, vivieron hora a hora, minuto a minuto en una ansiosa atención a las sirenas de aviso y a cualquier ruido explosivo que se detectase. Por eso el ritmo vital de los cartageneros se modificó, adaptándose a al que impusieron los aviones del ejército sublevado. El resultado de los bombardeos fue el éxodo a los campos, en las denominadas “columnas del miedo” y la febril construcción de refugios por toda Cartagena, especialmente a las faldas de sus montes y en su subsuelo.

La resultante de estos desastres fue que se estableciera en Cartagena una vida afanosa y alucinante, en la que sólo se atendía a la supervivencia diaria y a las noticias que la radio traía del frente militar.

Antecedentes

Tras el Crack de la economía mundial de 1929, la crisis empezó a notarse en España  en forma de desempleo y hambre. En aquellos años no existían las prestaciones sociales del Estado del bienestar que ahora disfrutamos. La población obrera, mordida tantas veces por la injusticia y a veces por el hambre, experimentó una verdadera crisis social consecuencia de la cual provocaron actos exaltados contra una opulenta y plácida burguesía dirigente, que  en las elecciones de 1931 pierden el poder. Se proclamó la República, pero esta no lo tuvo fácil en los momentos de crisis económica que le tocó gobernar.

A principios de 1936 había dos mil parados en la comarca de Cartagena, que meses más tarde invadieron la ciudad reclamando soluciones. El 1 de junio se anunció una huelga general en solidaridad con la cuenca minera, estallando finalmente el 13 de junio, bloqueando toda actividad económica y social de la ciudad durante cuatro agitados días de kale borroka  (actos de violencia callejera) e inseguridad ciudadana.

Finalmente terminó la huelga el día 17 de julio con un convenio y unas promesas, tras una accidentada asamblea en el Teatro Circo y prolongada en el Ayuntamiento.

Apenas comenzada la huelga general, llegó a Cartagena la noticia del asesinato de Calvo Sotelo, y recién terminada las radios dieron la noticia del alzamiento militar.

En el mes de marzo, con este clima social las cofradías determinaron no sacar las procesiones, ante los gritos y amenazas de un público extremista.

El 4 de abril de 1936 son expulsadas las Hermanas de la Casa del Niño, culminado estos incidentes cinco días después, con la manifestación comunista que recorre la calle Mayor el Jueves Santo, arroyando al numeroso público que celebraba la festividad del día; y provocando una batalla campal a botellazos y silletazos fácil de imaginar. Consecuencia de ello fueron clausurados el Casino, Confitería España, Acción Popular, y los Bares Chiki y Americano.

El 19 de abril hay una redada de destacados derechistas y se llena la cárcel de San Antón. Desde esta violenta confrontación los habitantes de Cartagena se dividieron definitivamente en los dos bandos que habrían de enfrentarse a partir de julio con las armas.


El inicio de la guerra en Cartagena
Conocido el alzamiento, la base Naval intentó asimismo sublevarse, pero entre los subalternos y el gobernador militar dominaron la rebelión, repartiendo las armas en los cuarteles a los obreros del Frente Popular que se constituyeron en milicias.
La marinería de los barcos redujo a los oficiales y el Arsenal abrió sus puertas a los obreros.
El día 20 de julio se rindió el reducto que quedaba sublevado de la Base de Submarinos tras ser sobrevolada por aviones de los Alcázares.

En estos primeros días se produjeron dos sucesos de tal gravedad que su resonancia marcó a la ciudad por muchos años.

El 19 de julio, la chusma mató a un gitano "el Chipé", arrastrando su cuerpo por las calles, pegándole fuego y arrojándolo al mar. Pinchad el enlace "el Chipé" para ver su foto junto a la crónica de su muerte y salvaje paseíllo por Cartagena.

El 25 de julio, el populacho asaltó todas las iglesias de la ciudad excepto San Miguel y La Caridad.

En el primer mes de guerra Cartagena acudió con milicianos a constituir los frentes de contención. En la ciudad y en la Base fueron practicadas muchas detenciones, acumulando cientos de civiles en la recién estrenada cárcel de San Antón, y a los militares tanto en la “Grillera” del Arsenal como en los barcos-prisión que quedaron fondeados en el puerto.

El Jaime I
El símbolo de la revolución en la Flota fue el acorazado “Jaime I” cuya tripulación protagonizó varios hechos que a continuación detallamos.
El 12 de agosto el Jaime I fue alcanzado por la aviación franquista entrando al puerto de Málaga, provocando veinticinco bajas. A continuación la marinería fusiló a todos los mandos del buque, poniendo rumbo a Cartagena para reparar. A su llegada a puerto decidieron acabar con todos los jefes presos y en la madrugada del día 15, mataron a 62 del “Río Sil”, 147 del “España nº3” y forzaron al Frente Popular a que fusilase a siete detenidos en la prisión. A los más representativos de cada estamento social de la ciudad: D. Alfonso Torres, ex-alcalde, el Arcipreste D. Pedro Gambín, y al representante de la burguesía y poder económico en Cartagena, D. José Maestre. La ciudad quedó acallada y dócil para sucesivas detenciones, “paseos”, incautaciones y requisas.


Los buques de la escuadra se acostumbraron a funcionar de manera anárquica, prescindiendo de los jefes, por ello no eran militarmente efectivos, y por ello nombraron a Bruno Alonso Comisario General de la Flota, para “terminar con la dictadura de los cabos”.

El 17 de julio de 1937, estando reparando el Jaime I, explotaron sus polvorines ocasionando más de 300 muertos y quedando el buque medio hundido. Los supervivientes del acorazado se llenaron de rebeldía, negándose a ser transferidos a otros buques, por lo que se convirtieron en “la dotación errante de un buque fantasma”. Así camparon por sus respetos  los marineros y cabos, capitaneados por su “Guardia Roja” negándose a integrarse  en otros buques, ostentando en su Lepanto, con orgullo, el nombre de “Jaime I”.

Y así actuaron hasta que viendo perdida la guerra, en diciembre de 1938 se ordena que pasen a los batallones de choque y al seleccionarlos en el crucero “Libertad” muchos se niegan, estallando un motín. Se les hace una redada y se les manda al frente de Madrid bajo el mando de “El Campesino”, que los destina a primera línea.


Los bombardeos

Los bombardeos de la ciudad y el puerto se hacen habituales, pero fueron extraordinarios los del 28 de octubre , que duraron dos horas y media; y los del 25 de noviembre , festividad de San Gonzalo, anunciando previamente por la radio el general Queipo de Llano, que así quería  “regalar al pueblo de Cartagena peladillas por su santo”. Este bombardeo efectuado por 32 aviones de  la Legión Cóndor, con 1500 kilos de bombas cada uno, fue denso e ininterrumpido, manteniéndose durante cuatro horas seguidas. Y fue tan tremendo que provocó un éxodo masivo de la población, la cual llenaba al día siguiente las carreteras trasladándose como podía a improvisadas residencias en los campos.
En el bombardeo del 8 de febrero de 1939 fueron destruidos unos 150 edificios. Los barcos que, descargando grano, fueron tocados por las bombas, sufrieron la invasión de gentes con bolsas y sacos, que huían con el botín, llegandose a repartir gratis el trigo mojado, a cinco kilos por cabeza previa presentación de la cartilla de racionamiento. La semana siguiente, todas las aceras de Cartagena aparecieron amarillas por el trigo lavado y tendido al sol...y las niñas que lo vigilaban, aprovechaban para sacarse los piojos con el peine espeso.

Los refugios
Con estos bombardeos, no es nada extraño que en 1937 comenzase una febril actividad de construcción de refugios, fuertes y seguros; capaces de albergar la total población de Cartagena.
Al final, la gente aterrorizada ocupaba día y noche los refugios, entorpeciendo su acceso y llenándolos de colchonetas y enseres, provocando constantes riñas.

La defensa antiaérea
Contaba Cartagena con una defensa antiaérea de 40 cañones y 200 ametralladoras con gran ritmo de fuego, en las baterías Conejo, Roldán, Sierra Gorda y Los Gabatos, pero al volar los atacantes a alturas superiores al alcance de los cañones, nunca se vio caer ningún avión enemigo. Mientras que los disparos de la artillería, como concentraban su explosión en un mismo punto, la lluvia de metralla que caía sobre la ciudad, provocada por la ruptura de los proyectiles, era tan densa que quizás fue más mortal que las propias bombas.
La aviación de caza “la gloriosa” salía a perseguir a los bombarderos cuando estos salían del radio de las baterías.
Los habitantes eran avisados de la presencia de aviones enemigos y de la finalización del bombardeo, por medio de una potente sirena instalada en lo alto del Castillo de la Concepción.

La operación del oro
El 13 de septiembre, el ministro de Hacienda, Juan Negrín, firmó el decreto autorizando la evacuación de las reservas del oro del Banco de España para comprar armas a Rusia.
Fueron enviadas a Cartagena 10.000 cajas de 65 kilos cada una, que fueron trasladadas en camiones fuertemente custodiados desde la estación M.Z.A. a los polvorines de la Algameca, en donde quedaron depositadas.
Llegaron dos barcos rusos con 50 carros de combate, 50 aviones y diverso material. Hecho que dio lugar a más bombardeos sobre la ciudad los días 18 y 20 de octubre, tras los cuales, como represalia, fueron fusilados 49 presos de la cárcel de San Antón y 10 jefes de Marina que aún quedaban en la “Grillera” del Arsenal.
Finalmente se embarcaron las cajas de oro, con el mayor secreto, los días 22 a 25 de 0ctubre. En total, 7.800 cajas con mas de 500.000 kilos de oro marcharon en cuatro barcos rusos camino de Odessa. Y aún quedaron en Cartagena 130.000 kilos.

Las requisas y los racionamientos
Aparte de la preocupación por el curso de la guerra, la vida en la ciudad transcurre con las miserias de la contienda, con racionamientos, hambre, registros, acaparadores, redadas de “venus mecánicas” infiltradas en las milicianas, recogida de alhajas, restricción de coches circulantes.

El 6 febrero 1937 un bando de la autoridad ordenó la entrega en los bancos, de la plata que tuvieran los particulares, y también se hizo una recogida oficial y forzosa de oro, monedas y alhajas depositadas en los bancos y Montes de Piedad.

Unos meses más tarde, hubo nueva recogida de moneda de plata y cobre (perros gordos y chicos) por decreto de Hacienda, con bandos penando la ocultación de los mismos. Por lo que Cartagena quedó sin moneda fraccionaria, emitiéndose el 20 de agosto de 1937, billetes municipales de 25 y 50 céntimos.

Fueron famosas “las píldoras de resistencia del doctor Negrin”, refiriéndose a la profusa distribución de lentejas en los racionamientos.

La toma de la ciudad de Málaga por Queipo de Llano provocó el éxodo hacia Almería y Cartagena de 100.000 fugitivos que formaron un colectivo necesitado de servicios sociales (comida, ropa de abrigo, mantas y alojamientos). Para ello se requisaron las viviendas abandonadas por sus dueños al huir de los bombardeos, produciéndose los consiguientes conflictos con los expoliados.
Además se creó la cartilla familiar de abastecimiento, creando ininterrumpidas colas día y noche, con las consiguientes protestas y manifestaciones “fascistas” del que tiene que ir a trabajar y no puede quedarse el día entero en las colas.

Resumiendo: La  escasez de los abastecimientos oficiales, las ventas clandestinas y los acaparadores de artículos de primera necesidad, marcaron y caracterizaron la vida cotidiana de Cartagena.

Los nuevos nombres a barrios y calles
Los barrios fueron rebautizados con nuevos nombres como Libertad (San Antón), Isaac Peral (Los Molinos), Lina Odena (Santa Lucía), Francisco Ferrer (Los Mateos), Ángel pestaña (Los Barreros), La Concepción. Asimismo son variados los nombres de las calles, como el Paseo Alfonso XIII llamado “Paseo de los innumerables mártires desconocidos de la Libertad”, o la “Plaza de la Pasionaria” (San Francisco).

La Flota
La principal misión de la flota cartagenera fue proteger convoyes de buques que traían suministros. En estas misiones hubo múltiples enfrentamientos, que ocasionaron bajas tanto materiales como personales.
Para paliar estas bajas y las provocadas por los fusilamientos de los sublevados, en diciembre de 1937 comenzó a funcionar la nueva Escuela Naval Popular, la cual nombró 32 alféreces con cursos de tres meses. En 1938 se formaron en ella 80 oficiales del nuevo cuerpo de infantería de Marina. El 5 de marzo la Flota se encontró con la nacionalista a 70 millas de Cabo de Palos, hundiendo el crucero “Baleares” de estos últimos, y regresando inmediatamente a puerto donde fueron recibidos con gran júbilo y honores de triunfo. Este éxito fortuito fue muy celebrado en Cartagena, pero de él se derivaron consecuencias en forma de bombardeos de represalia.
En abril de 1938, tras el conocimiento del corte de la zona republicana con la pérdida de Vinaroz y su costa, una moral de derrota comenzó a extenderse por Cartagena, hasta el punto que en un bando del 3 de abril, se ordenó entregar todas las radios, para “arreglarlas” de tal modo que no pudieran captar más emisoras que las de la Flota.

Las dotaciones de la Flota estaban divididas en dos bandos. Por un lado el sector anarquista de los antiguos “comités” y por otro el “comisariado” de Bruno Alonso apoyado por la UGT.
El 9 de enero de 1939 Bruno Alonso expone al jefe de gobierno en Valencia, la trágica situación de la Flota, por sus enfrentamientos internos, por la carencia de mandos (los comandantes de tres submarinos eran rusos), y por la escasez de suministros.
A mediados de enero , barcos de guerra evacuaron 800 cajas de oro que todavía quedaban en la Algameca.

El 2 de marzo de 1939 Negrín llegó a Cartagena con cuatro ministros, en un intento desesperado de convencerles para que adoptasen una postura numantina, pero los mandos de la Flota tenían listos los barcos para abandonar España. Negrín recorrió las instalaciones y se percató de la locura y del desastre que supondría una resistencia, volviéndose a Elda. También la recorrieron los mandos comunistas Lister, Modesto, Tagüeña, etc, y regresaron también a Elda.

El  5 de marzo, un fuerte bombardeo de la aviación nacional destrozó tres destructores (Alcalá Galiano, Lazaga y S. Barcáiztegui). La Artillería de Costa y un sector de la Marina se sublevaron y se hicieron dueños de la ciudad. Pusieron en libertad a los presos y amenazaron a la Flota con hundir sus buques si no zarpaban. La Flota se hizo a la mar, rumbo a Orán con la tolerancia de los cañones de las baterías de costa.

Los sublevados que se apoderaron de la emisora de la Flota, pidieron ayuda a Franco, y este les anuncia el envío de una división de la Escuadra Nacional. Entre tanto, los republicanos reconquistaron la emisora  de radio, telefónica y el Gobierno Militar, rompiéndose la comunicación entre los sublevados con la zona nacional.
En esa, la brigada 206 republicana siguió tomando las baterías de Costa y aplastó la sublevación.
La escuadra Nacional, con nueve buques artillados se presentó en Cartagena con miles de soldados. El 7 de marzo, el buque Castillo de Olite, con 2600 hombres, con sus comunicaciones rotas quiso entrar en el puerto de Cartagena en la creencia de que esta era ya completamente de los sublevados, siendo hundido frente a la isla de Escombreras por un disparo desde la batería de La Parajola.

Del 7 al 8 de marzo hubo miles de detenciones y cientos de fusilamientos. La penúltima masacre, en este caso del otro bando.

El 19 de marzo, una copiosa nevada hizo que Cartagena con sus montes aparecieran completamente blancos. La gente después de soportar 117 bombardeos brutales, se echó a la calle alborozada proclamando que aquello era “el manto de la paz”. La prensa anunció que la gente estaba harta de guerra y hablaba de “nuestros hermanos de la otra zona”.

El 29 de marzo se acabó la guerra en Cartagena. Al día siguiente entró en la estación M.Z.A. un tren militar con las brigadas de Navarra al mando del general Camilo Alonso Vega, que desfilaron, junto con la artillería de Arturo Espa, por las calles de la ciudad. El día 1 de abril entró en el puerto  la Escuadra Nacional.

Una vez más, Cartagena y su población sufrió como ninguna otra las consecuencias de una guerra, que llegó a su final entre estertores de sangre, dejando una ciudad aniquilada, llena de luto y lágrimas.


Bibliografía

Historia de Cartagena. Juan Soler Cantó. 1990
Cartagena fue una isla. La sombra de Anibal. Eulalia Sintas Martínez. 2002
Historia de Cartagena para principiantes. Alfonso Grandal López. 2010

lunes, 31 de octubre de 2011

La montaña pone a cada uno en su sitio


El pasado domingo, cuarenta senderistas anduvimos del Portús a Cala Estrella desde donde ascendimos al Roldán. La mañana comenzó con un chaparrón. Afortunadamente salió el sol y la excursión discurrió como previmos, excepto que la mar nos impidió acceder a la Cueva del Gigante. 

Destacar a cinco “chicas guerreras” dispuestas a subir el nivel medio del Club. 
Mª Carmen, Olaya, Ana, Esperanza y Bea se pusieron en los puestos de cabeza y por más que apretaba el paso en la ascensión al Roldán, no hubo forma de despegarme de ellas. 

En silencio, sin jadeos, tan campantes mantuvieron el ritmo que imponía, y hasta se permitían el lujo de mantener alguna pequeña charla. Casi llegando al Roldan, hubo un momento en que asfixiado tuve que parar porque con dos pulmones no ventilaba lo suficiente. Habría necesitado un tercero. Como mi ego no me permitió decirles, “vale me rindo, habéis ganado vosotras”, recurrí al socorrido recurso de girarme cámara en mano y hacer fotografías, la mayoría de las cuales me salieron borrosas dado el tembleque provocado por el cansancio.

Así que si veis un grupo de chicas que salen muy a menudo en las fotos, no creáis que es porque son chicas, que también lo es, sino básicamente porque cada vez que me giraba a echar una foto, ahí estaban ellas dando una lección de humildad al machito súper competitivo que anida en mi.

La fisio que cuida mi rodilla me dijo que le diera descanso. Así que hasta el día 19 de noviembre que ascendamos los siete cabezos de Calblanque, le voy a hacer caso... Cuando esté recuperado, ya organizaremos algo grande. La montaña  pone a cada uno en su sitio dando lecciones de realismo y humildad.

viernes, 28 de octubre de 2011

La sinrazón de la vida




Hay personas que nacen con buena estrella. Otras, nacen estrelladas.

Nunca creí en el destino, pensaba que cada cual se lo forjaba, que cada uno tenía lo que se buscaba o merecía. Sin embargo, ahora que supero los cincuenta miro con cierta perspectiva cómo me ha tratado la vida y cómo lo ha hecho con mi hermano, y no se ya ni en lo que creo, viendo lo injusta que esta puede llegar a ser. 
Parece que todas las desgracias desde bien pequeñito han sido para él, como si le hubieran tocado las suyas y las mías. Y yo que he podido tener múltiples accidentes y desdichas,  he salido indemne de todos, pasando por la vida de puntillas, casi yéndome de rositas.

Hasta hoy era dado a no creer en nada. Tampoco en el mal fario o  “destino”. Más bien consideraba  que son hipótesis teóricas que cada religión,  ideología o corriente de pensamiento proponen para encontrar una explicación más o menos coherente de la realidad que nos ha tocado vivir. En cierta manera es un bálsamo ante las penas que conlleva la vida, un intento de explicar lo inexplicable, de dar sentido a las sinrazones de la vida.

Conozco bastante gente con una querencia especial a buscarse problemas. Se los buscan a pulso y hacen casi  nada por evitarlos. Hasta hoy pensaba que si no se esmeran en los estudios, es normal que obtengan malas calificaciones. Si no desarrollan correctamente su trabajo, es normal que no promocionen. Si conducen a alta velocidad, es muy probable que tengan accidentes. 

Pero lo que me cuestiono es lo que hay antes de eso. ¿Por qué unas personas son conscientes del peligro de conducir rápido y lo prevén, mientras otras no? ¿Por qué unos niños toman conciencia enseguida de la importancia de su formación académica, mientras que otros empiezan a saberlo pasados los veintimuchos años, cuando ya apenas tienen margen de maniobra? ¿Por qué algunos crecen suscritos a todo tipo de enfermedades o accidentes, mientras otros ni se enteran de su existencia?

¿Son los genes? ¿Es la necesidad? ¿Es el ambiente, lo que prima para que una persona triunfe en la vida? Y no me refiero a tener el mejor puesto de trabajo del mundo, ni la casa más grande, ni el coche, ni si quiera la familia. Por triunfar en la vida me refiero a pasar por ella siendo feliz. No como Alicia en el país de la maravillas, sino siendo feliz con todos los sinsabores dulces, agridulces y amargos que ella implica. Me refiero a no ser un desgraciado. A no ser el pupas con el que la vida se desquita.

El fondo de la cuestión es, por qué unos nacen con estrella y otros estrellados.

No tengo ninguna explicación.  Quizás la vida no tiene por qué dármela.

Mi razón no llega a entender la sinrazón de la vida.
Ante ello, lo único que me queda es  “usar protector solar”.

jueves, 6 de octubre de 2011

¿Cuanto estás dispuesto a conocerte por amor?


Recuerdo que de adolescente, era un chico tímido y solitario. Solitario pero sin saber vivir solo. Así que en cuanto me dejaba la novia, tardaba medio minuto en emparejarme con la primera que me decía ojos negros tienes. Aunque no me atrajera mucho, se convertía  en la mujer de mi vida. Era suficiente que se hubiera fijado en mí, para asirme a ella abandonando mi célibe soledad. Claro, así me fue. Tuve tantas relaciones como fracasos sentimentales.

Mi primera novia duró de la tarde del sábado a la mañana del domingo. Me utilizó para dar celos al chico que le gustaba, lo consiguió y años más tarde se casaron. Me partió el corazón, pero aprendí lo maravilloso que es enamorarse perdidamente y lo duro de que te desprecien. Comencé a comprender que esto del amor no era un camino de rosas. Bueno si, de rosas con espinas.

La lectura de La vida sale al encuentro me marcó de tal forma, que sin saberlo buscaba en la vida real, la imagen idealizada de una chica que no existía nada más que en mi mente y en la del autor de la novela. Así que sin saberlo, por más que buscaba una chica  sensible, dulce y bella como la del libro, esta no aparecía. En cuanto intimamos la princesa idealizada se convertía en  Fiona de Shrek, tan real como vulgar. O al menos así me lo parecía en aquellos momentos.

Yo me recuerdo como un chico idealista, servicial y sacrificado que se  reflejaba en Ignacio, el protagonista.  Sin embargo, poco más tarde las hormonas se fueron adueñando de mis principios. La lucha entre mi cuerpo y mente era titánica, pero al final, por muy romántica o platónica que pretendiera la relación, el instinto decidía por mí.

Total que me pasé desde los trece hasta los veintitrés años, dando palos de ciego para descubrir lo que es una mujer y eso que llamamos amor. Al cabo del enésimo fracaso, descubrí que el problema no estaba en las chicas, sino en mí, un tipo solitario que no sabía vivir solo, a la vez que no aceptaba a su pareja tal y como era, pretendiendo cambiarla a imagen y semejanza de un prototipo de novela. Vamos, un perfecto capullo, incapaz de evolucionar a crisálida.

Tras una dura separación, después de cinco años de convivencia en pareja, descubrí que el problema no estaba en las mujeres sino en mí. Que antes de comenzar la búsqueda otra vez, debía encontrarme a mi mismo, conocerme. Que la salida no estaba fuera, sino en el interior. Que  comunicarme  conmigo mismo, era tan importante como la comunicación con los demás. Que siendo muy importante tener una vida social activa, era igual de importante disfrutar de los momentos de soledad, aprovechándolos para conocerme mejor y saber gestionar mis emociones, mis  actitudes, y  en definitiva mi vida. Descubrí que si esto lo conseguía, sería una persona atractiva para cualquier mujer. Que en un momento pudiera darse lo de  “Andrés, te quiero por el interés”, pero si no existe lo primero, la convivencia a medio y largo  plazo estaría condenada al fracaso, porque hoy ya no aguanta nadie a nadie por interés, más que el tiempo justo y necesario para el divorcio.

P, un conocido del Club me comentaba este verano que a sus treinta y tantos años se le está pasando el arroz. Sus padres le achuchan para que se eche novia y se case. Y él que se lo pasaba pipa con sus ligues bailando salsa, ahora busca desesperadamente la horma de su zapato, sin encontrarla por más que ha recorrido media provincia de discoteca en discoteca. 


Es muy exigente en los aspectos superficiales, sin percatarse que cualquier mujer eso lo huele a kilómetros de distancia. Que una cosa es ser bailón y divertido, y otra es la estabilidad, la serenidad, la capacidad para ponerte en lugar del otro, lo amueblado que tengas el coco, y tantas cosas que hacen que funcione la pareja una vez pasada la calentura del enamoramiento.

Conforme le escuchaba, recordaba los diez años que anduve como él. Sus pretensiones, su autismo y falta de capacidad para ponerse en el lugar del otro, le llevan a concluir con la frase “es que la calle está muy mala”. Y es cierto que lo está, pero mucho menos para los que se entregan de verdad. Para los que son capaces de reconocerse en sus errores e intentan enmendarlos. Para los que son capaces de escuchar e intentar comprender a la persona que tienen enfrente, aceptándola tal y como es.

No auguro éxito cercano a  P. Aún no se ha dado cuenta que su principal enemigo para alcanzar lo que desea, son su autolimitaciones. Pretende obtener un resultado distinto, haciendo lo mismo de siempre. Bueno,  ha contado su problema a un semidesconocido en la orilla de la playa, no está mal para empezar.  Él sabe que algo debe cambiar, pero lo busca en aspectos nimios y superficiales sin darse cuenta que debe empezar por conocerse a si mismo. Que debe cambiar sus actitudes egoístas y ególatras de niño pequeño.


Si es capaz de conocerse a si mismo y actuar en consecuencia, ello le facilitará  enormemente el camino para alcanzar lo que desea. Formar una pareja con un proyecto de vida en común. 
Casi ná.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Pasando a limpio la vida


De joven, iniciaba el curso escolar con tantas ganas que  pasaba los apuntes a limpio. 
Al segundo mes ya no podía hacerlo, y ello me frustraba.

La vida es para mí un borrador. Hasta que no lo paso a limpio, no aprendo de mis errores. Ni de los vuestros.

Ahora, con cada actividad lo que paso a limpio son trocitos de mi vida. Y de paso creo que algo la de los demás.

Hoy, exceptuando algún borrón, ha sido un gran día. Y me alegra  haberlo compartido con vosotros.


Nos vemos, pasando a limpio la vida.

martes, 23 de agosto de 2011

Confirmado, eres gilipollas


Hace un año por estas fechas llegó el momento de realizar las excursiones previas para el siguiente programa de senderismo, de forma que tenía que andar sí o sí. Consultada  mi rodilla, vi que había más voluntad que poder real de hacerlo, así que me agencié una bici, diseñando rutas senderistas que fueran ciclables.

En tanto, comencé a utilizar la bici como medio de desplazamiento en mi vida diaria. Viendo que circulando por las aceras era un peligro peatonal, decidí correr el riesgo de ser yo el atropellado, lanzándome a la calzada como cualquier vehículo a motor, redescubriendo al ogro que llevamos dentro  tanto conductores como ciclistas.

Gracias a la bici, he descubierto que cuando me tocan el pito me irrito, y mucho. Que el monstruito que llevo dentro no lo tengo tan domesticado como creía, hasta el extremo de no reconocer al energúmeno que se apodera de mí,  enfrentándome al conductor de turno con palabras y gestos soeces que me avergüenzan una vez pasado el lance.

Mientras los conductores de vehículos en su mayoría, en carretera adelantan a las bicis de forma respetuosa; en la ciudad, especialmente a la salida del trabajo, se convierten en unos descerebrados que te pasan rozando el manillar, algunos acompañándolo de un bocinazo para que te apartes aún más. Como si en su casa no le fueran a guardar el plato de la comida o cena.

En una ocasión le hice la peineta al conductor que tras adelantarme peligrosamente dos veces en el carril Taxi-Bus de la Alameda, a modo de despedida me bocinó en la rotonda del Escudo porque no le había dejado adelantar una tercera vez, al colocarme en el centro del carril. El asunto no pasó de ahí. Bueno, mandó recuerdos para mi madre cuando le pregunté si su permiso de conducir lo había robado.

En otra ocasión, mal entré en la rotonda  del muelle de Santa Lucía, rotonda muy amplia, con dos enormes carriles. El caso es que nada más entrar, un 404 que ya circulaba por ella, cuando pasa a mi altura pega un bocinazo que casi me tira del susto. ¡¡GILIPOLLAS!! Le grité con mucho sentimiento,  con el pitido aún metido en el cuerpo. Él, pegó un frenazo y bajó la ventanilla imprecando frases tan poco ocurrentes como mal sonantes, deseándome todo tipo de desdichas,  a lo que  le contesté con sorna: Confirmado eres gilipollas.

Lo que ocurrió después resultó tragicómico, el tío siguiéndome Cuesta del Batel para arriba, diciéndome de to menos bonico, y yo respondiendo ¡Eres gilipollas y no te das cuenta! Total, que el conductor, cansado de repetir y oír la misma monserga, en la siguiente rotonda dio la vuelta y se fue por el Batel cuesta abajo. Eso sí, la última palabra tenía que ser suya. Y a lo lejos  me gritó ¡Que sepas que eres un hijoputa!

No sé si por esas casualidades de la vida, tú, estimado lector resultarás ser uno de estos dos conductores. Te pido disculpas sinceramente y te hago saber que ahora controlo mejor estos arrebatos.  Tomo aire profundamente, me muerdo la lengua y cuento hasta tres, aún a riesgo de envenenarme. Luego pienso que habrás tenido un mal día, que el jefe te habrá machacado, que tu mujer no te da bola, que tu economía está chunga, que… te comprendo.

No obstante debes saber que aunque no te responda, cuando me toques el pito pensaré que además de desgraciado, eres gilipollas.



GILÍ. adj. fam. Tonto, lelo.
POLLA. f. Gallina joven que aún no pone huevos.
GILIPOLLAS. Aprendiz de tonto. Tonto cobarde.